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Se puede ver en directo, día y noche, por internet. Desde que su imagen empezó a ser transmitida, se han dañado dos cámaras web. Mientras tanto el bombillo, fabricado con tecnología de hace un siglo, sigue alumbrando.
Supe de su existencia gracias al documental "Comprar, tirar, comprar" que difundió La2, una cadena de televisión de España. Fue patentado por Adolphe Chaillet, un ingeniero de la desaparecida empresa Shelby Electric, y funciona con un filamento de carbono que está aislado en el vacío dentro de una ampolla de vidrio.
Los bomberos no se percataron de su valor histórico hasta 1972, cuando un reportero de un periódico local escribió un reportaje con testimonios de viejos pobladores de Livermore que sabían la historia. Luego, especialistas de los laboratorios de General Electric certificaron su fecha de fabricación. La noticia apareció en varios periódicos de Estados Unidos. Desde entonces el bombillo ha sido visitado año tras año por periodistas de las más grandes cadenas de radio y televisión del país y el mundo. Su imagen y su historia también han aparecido en miles de periódicos. Hoy es una de las principales atracciones turísticas de Livermore.
Aunque las autoridades del condado dicen con orgullo que el bombillo ha estado encendido siempre durante estos 109 años, en realidad ha sido apagado al menos cuatro veces debido a los trasteos del Departamento de Bomberos desde 1903. Ese año pasó de una casa de vecindario a un garaje. En 1937, el bombillo estuvo apagado durante una semana y sobrevivió a los trabajos de remodelación del local. En 1976, fue llevado con todos los cuidados a un edificio situado en la plaza principal, donde los bomberos comparten su sede con el Departamento de Policía. Esta vez estuvo apagado durante 22 minutos.
¿Qué diferencia hay entre la lámpara que patentó Edison en 1879, que permaneció encendida 48 horas ininterrumpidas, y el bombillo de Chaillet que ha durado 109 años? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Pero sí se sabe que antes de Edison, en 1855, un ingeniero alemán ya había patentado un bombillo incandescente, y en 1874 lo hizo un ingeniero ruso. Otros inventores también desarrollaron modelos que funcionaron bien en el laboratorio pero no fueron fabricados en serie.
En un comienzo, los bombillos fueron diseñados como un producto de larga vida. Los primeros que salieron al mercado duraban 1.500 horas. En 1924, gracias a los adelantos técnicos, alcanzaban a durar 2.500 horas. Pero a partir de 1925, los grandes fabricantes pensaron que era una desventaja que los bombillos duraran mucho. Querían que la gente comprara bombillos con más frecuencia. Entonces se creó en Ginebra el Comité de las 1.000 horas, el primer cartel para controlar su producción. Los bombillos se convirtieron en las primeras víctimas de la llamada obsolescencia programada y dejaron de durar tanto tiempo. El cartel se llamaba Phoebus, aunque luego fue cambiando de nombre, y controlaba las fábricas y los mercados de Europa, Estados Unidos y sus colonias. Su objetivo era intercambiar patentes, controlar la producción y reeducar a los consumidores.
El documental de La2 revela que el historiador berlinés Helmut Höge encontró pruebas de las acciones ocultas del cartel. De él hacían parte compañías como Phillips de Holanda y Osram de Alemania. Bajo penalidades como multas millonarias, los ingenieros tuvieron que rediseñar los bombillos. La nueva idea del cartel de que un artículo que no se desgaste es una tragedia para los negocios logró su objetivo: en dos años la vida útil de los bombillos pasó de 2.500 a 1.500 horas. En 1940, un bombillo estándar duraba 1.000 horas. En las décadas siguientes se patentaron doce nuevas lámparas más eficientes, entre ellas una que duraba 100.000 horas. Ninguna llegó a ser fabricada en serie.
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